Niña
camina cargando a Gordo sobre su espalda.
Niña: A veces
siento que cargo con los problemas de otros.
Gordo: Apúrate,
vamos tarde.
Niña (caminando
más rápido): Es como una sensación de que la vida es más de lo que yo puedo
ver... más alegre... más ligera...
Gordo: No vamos a
llegar.
Niña: ¿Alguna
vez has tenido la sensación de que llegas tarde a todos lados? O también, ¿de
que caminas y caminas pero no avanzas nada?
Gordo: Es lo que
siento precisamente ahora.
Niña: Es tan
confuso... y al mismo tiempo, ¿sabe uno realmente a dónde va?
Gordo: Mira, te
lo voy a explicar para que te quede muy claro. Saca un cuaderno para anotar. No
te distraigas. Este es el asunto. ¿Estás anotando?
Niña (no
saca ningún cuaderno): Sí.
Gordo: Bien.
Perfecto. Pero avanza más rápido. La vida consiste en dos cosas. En lo que uno
odia de los demás, y en lo que uno odia de sí mismo. ¿Entiendes? Todo se reduce
al odio. Todo gira alrededor del odio: el deseo, la felicidad, la tristeza, la
vida y la muerte. Nada existiría si no nos detestáramos los unos a los otros.
Tan sencillo como eso.
Niña: Yo no odio
a nadie.
Gordo: Estás
equivocada.
Niña: ¿Cómo
puedes saber lo que yo siento?
Gordo: Porque
cada persona odia a las personas que le rodean. Sólo es cuestión de rascarle un
poco. Te pondré un ejemplo. ¿Te acuerdas cuando fuiste ayer a la tienda y
compraste la comida para
el resto del día?
Niña: Sí.
Gordo: ¿Te
acuerdas que la vendedora te dio los alimentos más viejos y maltratados y no te
diste cuenta hasta que llegaste a tu casa? ¿Recuerdas que entonces dejaste la
bolsa en la mesa y momentos después había desaparecido?
Niña: Ese fuiste
tú, te comiste todo.
Gordo: El punto
es: ¿no sentiste gran odio después de todo eso?
Niña: No. Lo
olvidé inmediatamente. No me pareció algo importante.
Gordo: Probemos
de otra forma. Piensa en las cosas que menos te gustan de ti misma. La
vergüenza más grande que has sentido. El remordimiento más doloroso. La
frustración más insoportable. En esos momentos, ¿no quisieras ser alguien más?
¿No tienes un deseo insoportable de deshacerte de tu propio ser?
Niña: Nunca
había pensado en eso...
Gordo: ¡Shhh!
Viene alguien.
Llega un tipo flaco y desaliñado,
se para frente a la niña, la observa con atención, se miran y hace un gesto de
saludo, después revisa la carga de la niña, se topa de frente con la cara del
Gordo y la mira sin atención, un momento después vuelve a mirar la cara del Gordo,
ahora la ve con cierta repulsión
El cadáver se dirige a la niña- ¿Es tuya,
es tuya la carga?
Niña- Qué tal
buen día, no sé de qué carga me está hablan…
Gordo interrumpiendo, se dirige al
cadáver- Es un placer y un gusto encontrarnos con alguien en este
momento crítico, mire la situación es la siguiente…
El cadáver se bota para atrás
haciendo una cara de susto- ¿Y habla, tu carga habla?
Gordo furioso- Óigame,
ninguna carga soy un hombre estudioso y prestigiado- Gordo a la niña- Anota el nombre de este señor en la libreta de
venganzas.
Niña (sin hacer nada)- Listo.
Cadáver- No, por
favor, bórreme, mire seguro insulté a tan honorable fardo por mi triste
condición, dispénseme por favor…
Niña- ¿Qué es lo
que le pasa?
El cadáver empieza a sollozar
Niña- No se
ponga así, no hay problema sin solución, solo la muerte
El cadáver suelta en llanto-
Precisamente.
Niña-
¿Precisamente qué?
Cadáver- Hace unos
días ya, que morí envenenado.
Gordo- Eso
explica el hedor.
Niña- Pero quién
fue capaza de hacer semejante atrocidad.
Cadáver- Lo último
que recuerdo es que estaba en un lupanar, pasando un buen rato.
Gordo- No hay
lugar cómo ese para pasarla bien.
El cadáver se dirige al Gordo- Fíjate que
desde muy joven acostumbro a divertirme sanamente, y todo iba bien, me estaban
atendiendo dos niñas- mira a la niña de
pies a cabeza- más o menos así.
Gordo- Era un
lugar barato.
Niña al cadáver- ¿Cómo yo?
Cadáver- Sí, así
tiernas, lindas, de buen carácter y sobre todo de muy buen ver.
Niña- No es
posible y ellas que se parecían tanto a mí fueron las que lo…
Cadáver- Sí, era
tarde, no traía mucho dinero y al tomar el último trago…
Niña- Es de no
creerse, pero usted no les hizo algo.
Cadáver- Lo único
que hice fue darles todo el dinero y amor que traía en ese momento.
El Gordo hace expresión de
satisfacción- Así es eso.
Niña- ¿Usted les
dio dinero y amor y ellas en respuesta lo envenenaron?
Cadáver- Como lo
oyes.
Gordo a la niña- Lo miras,
eso reafirma mi punto, es la prueba irrefutable de mi tesis.
Niña- Pues ahora
que lo pienso.
Cadáver- ¿Cuál es
esa tesis?
Gordo- La vida
consiste en dos cosas. En lo que uno odia de los demás, y en lo que uno odia de
sí mismo.
Cadáver- No hay
verdad más cierta, la vida entera la pasé prodigando niñas, y ahora, ya en la
muerte, descubrí que todo el amor que sembré sólo genero odio- pausa- si hubiera tenido presente su
punto no me estaría pudriendo; me odio tanto.
Gordo- Buen
hombre suba aquí, le haremos más ligera la marcha.
Cadáver- Muchas
gracias.
El cadáver sube a los hombros de la
niña
Niña- Saben,
ahora no siento sólo que la vida sino que también la muerte es una carga
pesada, y ambas apestan, hieden por si solas sin buscar culpables. Como yo cualquiera-
pausa larga- Lo único que no me queda
claro ¿qué es un lupanar?
Gordo- Bueno ya,
tampoco es para que reflexiones tanto, mejor aprieta el paso que es tardísimo.
Cadáver- Y si
puedes por ahí me das un baño, me incomodan mucho estos olores…
Niña- Claro, no
podría hacer menos por quienes abrieron mis ojos.
La niña sigue su camino
tambaleándose por la pesada carga.
Por Ju Lia y Schava
Aceptar consejos de los peores sentimientos....
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