Por: Carlos Javier Ramírez Valdés
La inquietud de sublevación contra el gobierno que presenta actualmente el pueblo mexicano, no es un síntoma ajeno a la historia de Latinoamérica.
En la segunda mitad y hasta los años 90s del
siglo XX en Latinoamérica surgió un fenómeno cultural, político y social a lo
largo del territorio. Países como Argentina, Chile, Republica Dominicana, Cuba
y por supuesto México sufrieron cambios políticos drásticamente agresivos. El
fantasma de la opresión de la monarquía europea que algún día domino el
territorio Latino Americano, estaba de vuelta, solo que con una careta de
dictadura nacional.
En la Argentina de los años 30s el militar
Uriburu, estableció la primera dictadura fascista en el continente censurando
todas las garantías individuales llevando a la Argentina a un estado de sitio.
Citando a Aristóteles Uriburu argumentaba: “La democracia la definió
Aristóteles diciendo que era el gobierno de los más ejercitados por los
mejores” Uriburu corrompió la democracia y el sufragio, instaurando el primer
régimen militar de Argentina gracias a un golpe de estado. Este primer suceso
desato en Argentina una serie de dictaduras que culminarían con la así
denominada “Proceso de Reorganización Nacional”. Tras el
derrocamiento del gobierno peronista con el golpe de estado en 1976, Argentina
sufrió crímenes de lesa humanidad como: desapariciones, tortura, muertes
atroces y la desaparición arrebatada a sus madres de niños recién nacidos. Tras
el lema “Dios, Patria y Hogar” la dictadura militar hizo quemar montañas de
libros que contradecían estatutos católicos y posibles argumentos liberales
contra el régimen. En 1983, tras derrotas militares (la guerra de las
Malvinas), y una sublevación del pueblo argentino; la junta militar de la
dictadura encabezada en ese momento por Bignone se vio obligada a terminar el
régimen convocando a elecciones democráticas.
No es extraordinario el caso del régimen militar
en Chile y la dictadura de Augusto Pinochet en 1973. Tras el golpe de estado en
contra del gobierno legitimo del presidente Salvador Allende; al igual que en
la Argentina se cometieron grandes violaciones y feroces represiones contra los
opositores del régimen que tenían principalmente un ideal marxista. Después de
varios conflictos políticos y militares, incluso con otras dictaduras
(Argentina) comenzaba una nueva década bajo el feroz brazo de Pinochet. En 1980
el subterráneo e ilegal Partido Comunista, resurge de las sombras de la
clandestinidad para llamar al pueblo chileno a una sublevación contra Pinochet,
una sublevación incluso que contemplaba un movimiento armado. Años posteriores
empezó la denominada “Operación Retorno”, que contemplaba un plan para traer de
nuevo a territorio chileno a exiliados que se unieran a los movimientos
paramilitares. En 1984 por vez primera el pueblo chileno protesta abiertamente
contra Pinochet. En 1988 se logra que los partidos de oposición lancen una
severa campaña con el estandarte del “NO” en respuesta a la campaña de Pinochet
“SI”; sin duda un síntoma de la caída inevitable del régimen. Tras una victoria
del “NO” (que obligaba a Pinochet a convocar elecciones) con una victoria monumental
del mas del 90% de votos a favor, el régimen militar no tiene otra salida que
un inminente retorno a la democracia. Así la dictadura militar de Pinochet
vería su fin con un gobierno democrático naciente en 1990.
Podría hacer un análisis de cada dictadura y la
sublevación del pueblo por derrocarla. Los países ya antes mencionados y
algunos otros como: Bolivia y la dictadura de Banzer, Brasil con Geisel,
Paraguay, Uruguay, etc. Todos estos tienen en común su dictadura
primordialmente militar y la sublevación del pueblo, que por consecuencia
comúnmente trae una democracia.
Latinoamérica es un pueblo que incluso en los cimientos de su religión (en la
mayoría católica) se gestó una sublevación. La Teología de la Liberación es una
batalla contra las injusticias, que busca una igualdad desde los cimientos
básicos del cristianismo. Una teología original, fuera de la compresión de la
ortodoxia de Roma y del imperialismo que es la iglesia. Una teología pobre, que
busca evitar que las injusticias dentro y fuera de la iglesia azoten a la población de una
región necesitada de identidad, Hispanoamérica.
Pero dejemos detrás el preámbulo latinoamericanista que solo denota la
necesidad de justicia e identidad de un pueblo subyugado desde los inicios del
mestizaje.
A principios del México pos-revolucionario el país se encontraba en una crisis
de severa identidad, orden y sistemas que llegaran a prometernos un horizonte
más allá de indios desnudos con machetes y caciques con promesas de una
institucionalización de la mediocre revolución. De este modo los primeros
vanguardistas nacionales surgen, el joven mexicano que en un primer momento se
dejo seducir por el positivismo de Gabino Barreda se subleva en contra de las
ideas del porfirismo y se lanzan en armas como lo hicieron los bandidos y los
indios.
El año de 1917 no solo culmino con la creación de una Constitución; sino que
además trajo consigo la imagen, o mejor dicho la ilusión de una guerra con
sentido, justa y lo peor de todo con un objetivo cumplido. Los hombres justos y
honestos que pelearon en aras de la libertad, solo se dejaron llevar como
describe Mariano Azuela, por el maldito torbellino de la revolución que
arrastró con todo y dejó todo patas arriba.
Por lo anterior era inevitable que la crisis económica alcanzara al país recién
nacido. La revolución industrial y el inevitable crecimiento económico de los
pueblos sajones sin duda ponían al país mexicano como una tierra de vacas y
pulque.
No obstante lo anterior, el ideario igualitario de una democracia mexicana se
veía altamente flagelada por asesinatos concurrentes de los máximos mandatarios
de este país y por si fuera poco el nacimiento de los que algunos llamaron la
“Dictadura Perfecta”. Cuando Cárdenas puso punto y final al así llamado
“maximato” la creación de empresas que pertenecían al Estado se disparo; En la
década paternalista del Gral. Se alcanzo la gran suma de más de 250 empresas de
diferente índole que le pertenecían al Estado Mexicano, entre ellas BIMEX,
NACOBRE, PEMEX, etc. La industrialización más grande después de la que trajo
consigo Porfirio Díaz tocaba nuestra puerta. La repartición agraria, el voto de
la mujer, el milagro mexicano tuvieron como consecuencia que la gente comenzara
a migrar a las ciudades y por consiguiente que la “Clase Media” creciera de
sobre manera.
El poder político del país, sabía controlar de manera muy eficaz cualquier vestigio de sublevación y de irrupción o mejor dicho de transgresión hacia el sistema que implementó el PRI. La única realidad desde mi percepción es que cuando el estudiante inmerso en ideas de corte izquierdista, y no solo el estudiante; sino el obrero, el campesino, y el sector burócrata de un país, no tiene nada mejor que hacer, propone una lucha estúpida que resulta en una tragedia nacional.
El poder político del país, sabía controlar de manera muy eficaz cualquier vestigio de sublevación y de irrupción o mejor dicho de transgresión hacia el sistema que implementó el PRI. La única realidad desde mi percepción es que cuando el estudiante inmerso en ideas de corte izquierdista, y no solo el estudiante; sino el obrero, el campesino, y el sector burócrata de un país, no tiene nada mejor que hacer, propone una lucha estúpida que resulta en una tragedia nacional.
De este modo alcanzó al México de los años 60’s la euforia
colectiva de la revolución cubana, el estandarte o símbolo del Che Guevara, las
ideas comunistas posteriores a la guerra fría, el existencialismo francés
principalmente el existencialismo ateo de Jean-Paul Sartre y por ende, las
movilizaciones estudiantiles de 1968 que tuvieron su seno en Francia.
El 2 de Octubre del año de 1968, después de aproximadamente un mes de
movilizaciones de sindicatos y estudiantes mexicanos, en la plaza de las tres
culturas en la “Muy Moderna” unidad habitacional de Tlatelolco se dejaron oír
los disparos de ametralladoras que acabaron con la vida de un sin número de
estudiantes principalmente. Lo que sucedería años después era obvio, la inercia
del movimiento del 68 cerró su capítulo de intento de sublevación en la
ancestral calzada México-Tacuba el año de 1971.
No obstante que el presente de aquellos ayeres revolucionarios se encontraba
inmerso en la conciencia colectiva del pueblo mexicano, los intentos fallidos
por terminar con el caciquismo y la institucionalización, no sólo de la
revolución sino también de la corrupción no tenían futuro porvenir. El
presidente de la Madrid había comenzado los tratados y las políticas
reformistas para darle paso al inminente neoliberalismo.
A finales de la década de los 80’s el país se colapsaría con el fraude
electoral que sufrió el candidato del recién nacido PRD. Salinas de Gortari
tomaría las riendas de un país devastado anímicamente y una economía sesgada y
a punto de un colapso. Con el nuevo presidente de la republica las políticas
neoliberales se dejan ver en todo su esplendor; el tratado del TLC con Canadá y
Estados Unidos, la promulgación oficial de la libertad de culto y la
restauración de las amistáis diplomáticas con el Vaticano. Salinas sabía jugar
muy bien a la política interna, la estabilidad del país sólo era una pantalla
para ocultar la terrible implementación de las nuevas políticas maquiavélicas
que habían planeado los estadounidenses.
Pero no obstante el país seguía sumergido en el terror que genera el cambio, el
pueblo mexicano estaba inmerso desde sus cimientos en las prácticas partidistas
y un levantamiento en contra del gobierno se veía distante; pero no tardaría
mucho en cambiar el horizonte del futuro nacional. En el año de 1994 el país
trazara un nuevo rumbo definitivo: el nacimiento del movimiento armado
denominado EZLN y el inicio del sexenio de Ernesto Zedillo marcaran el rumbo
del país.
El EZLN por su parte promovía los derechos indígenas y demandaba las
injusticias de las que eran víctima no solo los indígenas, sino una gran
mayoría de ciudadanos mexicanos. El pueblo apoyaba el movimiento de Marcos, no
obstante lo anterior la Teología de la Liberación cobraba más fuerza que nunca
en Latinoamérica; el país se estaba levantando, los jóvenes proponían huelgas
estudiantiles y el sector obrero demandaba a su vez la misma petición. Por otra
parte, pero no ajeno a lo anterior la economía gozaba de una nueva estabilidad,
México y la clase media del país se encontraban en uno de sus mejores momentos
desde hacía ya décadas. Y al igual que sucedió décadas atrás la gente sin
hambre, sin preocupaciones económicas tenia sed de cambio, quería luchar,
quería sublevarse. Inteligentemente el gobierno que ya era del todo neoliberal
adopto la máscara y vulgar falacia que es la democracia para apaciguar las
aguas. Una vez más el gobierno y todo lo que este conlleva había podido
suprimir los intentos de rebelión solo que ahora sin sangre, pero cediendo el
poder. Así Vicente Fox llego a la presidencia para iniciar el nuevo mileno con
un sinfín de promesas de cambios, nuevas libertades, nuevos horizontes de
expresión se veían venir. El primer sexenio democrático del país pasó sin
generar cambios substanciales; Calderón y sus políticas en contra del crimen
organizado dejaron al país sedientos nuevamente de "PRI".
Los países latinoamericanos supieron levantarse, luchar, sangrar y sufrir en
momentos claves de su historia nacional; la sublevación en contra de las
dictaduras se dieron en los momentos indicados: Trujillo, Pinochet, Videla,
Banzer, Torrijos, e incluso el Vaticano y su estructura imperialista
sucumbieron en contra de los Teólogos de la Liberación y un pueblo que supo
vivir el momento de frenesí libertador de América Latina.
Latinoamérica ha sufrido los excesos de la codicia del poder; la corrupción. Los países latinoamericanos han sido víctima del ultraje de la ignorancia y de la estúpida idea de no poderse despojar de sus raíces mestizas. Pero es aun mas grave el caso de México, que desde sus cimientos ha sido un pueblo al que se le ha vedado una verdadera sublevación, México jamás ha logrado superar los fantasmas de la independencia y la revolución. Caso contrario el que se puede notar en los países latinoamericanos liberados por sangre propia del yugo de la dictadura, que fueron capaces de contrarrestar el sistema opresor (esto no quiere decir que su horizonte político, económico y social sea mejor que el nuestro), a México se le ha negado la verdadera liberación de su estirpe. Lo peor es que si la sublevación ha sido tardía no es cuestión de un verdugo con excesiva fuerza; por el contrario si México no se ha liberado es por la mediocridad y lo nefasto de su estirpe, su gente mediocre e ignorante, el pueblo de esta región pretende ganar las luchas por su libertad de arquetipos desgastados por la historia como: los españoles, Porfirio Díaz y el PRI. Pareciese pues, con desagrado, que el partido si está destinado a estar en el poder “por siempre y para siempre”.
Latinoamérica ha sufrido los excesos de la codicia del poder; la corrupción. Los países latinoamericanos han sido víctima del ultraje de la ignorancia y de la estúpida idea de no poderse despojar de sus raíces mestizas. Pero es aun mas grave el caso de México, que desde sus cimientos ha sido un pueblo al que se le ha vedado una verdadera sublevación, México jamás ha logrado superar los fantasmas de la independencia y la revolución. Caso contrario el que se puede notar en los países latinoamericanos liberados por sangre propia del yugo de la dictadura, que fueron capaces de contrarrestar el sistema opresor (esto no quiere decir que su horizonte político, económico y social sea mejor que el nuestro), a México se le ha negado la verdadera liberación de su estirpe. Lo peor es que si la sublevación ha sido tardía no es cuestión de un verdugo con excesiva fuerza; por el contrario si México no se ha liberado es por la mediocridad y lo nefasto de su estirpe, su gente mediocre e ignorante, el pueblo de esta región pretende ganar las luchas por su libertad de arquetipos desgastados por la historia como: los españoles, Porfirio Díaz y el PRI. Pareciese pues, con desagrado, que el partido si está destinado a estar en el poder “por siempre y para siempre”.
Carlos Javier Ramírez Valdés
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