PABLO DE TARSO FRENTE A FRIEDRICH NIETZSCHE

PABLO DE TARSO FRENTE A FRIEDRICH NIETZSCHE


Luis Salas González


Es notorio que ha existido, según se dice, un autómata construido de una tal manera que resulta capaz de replicar a cada jugada de un ajedrecista con otra jugada contraria que le aseguraba ganar la partida. Un muñeco trajeado a la turca, en la boca una pipa de narguile, se sentaba al tablero apoyado sobre una mesa espaciosa. Un sistema de espejos despertaba la ilusión de que esta mesa era transparente por todos sus lados. En realidad se sentaba dentro de un enano jorobado que era un maestro en el juego de ajedrez y que guiaba mediante hilos la mano del muñeco. Podemos imaginarnos un equivalente de este aparato en la filosofía. Siempre tendrá que ganar el muñeco que llamamos “materialismo histórico”. Podría habérselas sin más ni más con cualquiera, si toma a su servicio a la teología que, como es sabido, es hoy pequeña y fea y no debe dejarse ver en modo alguno. (Hinkelammert, 2010, 13).

¿Por qué Hinkelammert empieza así el libro de La maldición que pesa sobre la ley: Las raíces del pensamiento crítico en Pablo de Tarso? Hinkelammert, sugiere que Benjamin está pensando en Pablo de Tarso. El enano jorobado, es Pablo de Tarso que mueve los hilos de este muñeco llamado materialismo histórico que toma de servicio a la teología que está oculta, que no se deja ver. Hinkelammert inicia así el libro porque arguye que Pablo de Tarso es la fuente originaria del pensamiento crítico. Pablo de Tarso es el primero en cuestionar a la modernidad y en consecuencia al capitalismo. Él es titiritero que mueve los hilos, quien responde a cada jugada que realiza la modernidad.           

Así, Pablo de Tarso es punto de partida para el pensamiento de Marx y Nietzsche al igual que para Benjamin y sin dudarlo, para Hinkelammert. Sólo Nietzsche retoma a Pablo para criticarlo de manera negativa, lo toma como uno de sus principales enemigos. Por el contrario, Marx, Benjamin y Hinkelammert, toman a Pablo como uno de los primeros en plantear un pensamiento crítico frente a la modernidad. De esa manera, en este pequeño escrito hablaré de la relación entre Pablo y Nietzsche, partiendo de Benjamín y Hinkelammert.

PABLO DE TARSO Y LA SABIDURÍA DE DIOS

Benjamin, dejó un fragmento que se titula El capitalismo como religión, en el cual menciona cuatro rasgos que muestran que el capitalismo tiene rasgos religiosos, que es “[…] un fenómeno esencialmente religioso, […]” (Benjamín, 2008). Ahí hace un nuevo planteamiento acerca del origen del capitalismo y Hinkelammert amplía la tesis. Claramente observan que el capitalismo es un producto del cristianismo, “la historia del cristianismo es esencialmente la historia de su parásito, el capitalismo.” (Ibíd.). El cristianismo corrompido se transformará en el capitalismo.

Walter Benjamin, en cambio, presenta la tesis de que el papel cristiano ha sido diferente e inclusive más decisivo aún. Considera y también demuestra, que el capitalismo surge por una transformación de la ortodoxia cristiana, que su estructura básica sigue operando en forma secular en el interior del capitalismo como resultado de que el capitalismo parece ser una religión de procedencia cristiana, aunque se expresa en forma secular. (Hinkelammert, 2010, 27; Benjamin, 2008).

Hinkelammert, nos presenta aquí una tesis que deja Benjamin sobre el origen del capitalismo. El capitalismo es producto de la transformación del cristianismo al cristianismo ortodoxo. El cristianismo ortodoxo tiene como antecesor la mitología griega, más que del propio cristianismo. Hinkelammert, hace un análisis del mito de Ifigenia como punto de partida para observar dicha transformación. El mito al que hace referencia es presentado por Esquilo, Eurípides y Goethe, a partir de ahí Hinkelammert hace la reflexión para encontrar el origen del capitalismo. El mito de Ifigenia nos muestra la razón por la cual Grecia decidió conquistar a Troya, además que muestra una relación entre Agamenón e Ifigenia.

El ejército griego había salido para la conquista de Troya, pero en el camino se quedó paralizado, porque no había viento para seguir. Agamenón preguntó a la diosa Artemisa (Diana) por la razón y ella le comunicó que solamente habría viento de nuevo, si sacrificaba a su hija Ifigenia a la diosa. Mandó a sacrificar a su hija. El sacrificio era útil, por tanto necesario. Mandó a los verdugos, pero Ifigenia se resistió. Maldijo a su padre, les grito asesinos a sus verdugos y pataleo con toda su fuerza hasta que callaron dándole muerte. (Hinkelammert, 2010, 27).
  
Este primer relato es de Esquilo, hay una distinción con el de Eurípides, esta distinción consiste en que Ifigenia cede al sacrifico para la diosa y así poder conquistar a Troya. En la presentación de Esquilo, Ifigenia aparece como la loca al no aceptar el sacrificio, y Agamenón y el ejército son los razonables, era menester sacrificar a Ifigenia para lograr la conquista. En realidad Ifigenia es quien tiene la razón, lucha por su vida y va en contra del sacrificio para conquistar otros territorios, y los locos son los que hacen sacrificios para producir guerras y conquistas. En el mito contado por Eurípides,[1] la loca no es Ifigenia, ahora es su madre al no aceptar el sacrificio de su hija. Ifigenia aparece como “una mujer que ha entrado en razón y acepta su muerte.” (Ibíd.). Para Goethe, Clitemnestra sigue siendo la loca e Ifigenia sigue aceptando su sacrificio para la conquista de Troya. Pero, “[…] el sacrificio resulta ser la búsqueda de la paz […]” (Ibíd.), Goethe presenta el asesinato visto como sacrificio necesario para restablecer la paz.


Ahora bien, para Hinkelammert el cristianismo pasó a ser cristianismo ortodoxo cuando el sacrificio de Jesús fue interpretado como algo necesario para la paz de los humanos, cuando el sacrificio se volvió necesario para pagar la deuda con Dios. A partir de ese momento, el sacrificio de Jesús fue necesario para pagar la deuda de los humanos, haciendo ver que las deudas tienen que ser pagadas, que la ley es justa siempre porque busca el pago de la deuda. Así, el cristianismo que empezaba a ser un imperio, cobraba las deudas de los pobre, y si no las pagaban tenían que sacrificarlos para que ya no tuvieran la deuda. Sin embrago, tanto Pablo como Jesús querían demostrar que hay una maldición que pesa sobre la ley, esta maldición es que la ley siempre termina siendo mala, acaba aniquilando la vida, o mejor dicho, la maldición es que la ley es sobre la vida. Lo mismo que le sucedió a Ifigenia, la ley consistía en que tenía que ser sacrificada (perder la vida) para poder conquistar a Troya. En realidad, Jesús fue sacrificado por la ley y él no aceptó la ley, la negaba, contrario a lo que lo hizo Sócrates, Jesús luchaba por perdonar las deudas.[2] De esa manera, el cristianismo que luchaba por perdonar las deudas[3], ahora ya las cobraba y si no se pagaban tenían que sacrificar en nombre de Dios, como lo hicieron como Ifigenia. Son considerados como locos porque se niegan al sacrificio, la ley y luchan por la vida. Y el cristianismo ortodoxo se transformó en capitalismo en el sentido en que la deuda con Dios, ahora es una deuda con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, Dios es el dinero. Además, que sigue habiendo sacrificios para reproducir el sistema, para que los países subdesarrollados sigan endeudados. El sacrificio se vuelve necesario y la ley es sobre la vida.

Entonces, para Hinkelammert al igual para mí, Pablo de Tarso presenta un proyecto de liberación. No se trata de ser un pastor que es guía de un rebaño, se trata sobre la crítica a la sabiduría del mundo frente a la sabiduría de Dios. La sabiduría de Dios ha enloquecido frente a la sabiduría del mundo y viceversa.
Pablo:
“Escrito está: “Acabaré con la sabiduría de los sabios, y deshecharé la inteligencia de los inteligentes.” ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el letrado? ¿Dónde está el investigador de este mundo? ¿Verdad que Dios ha entontecido (enloquecido) a la sabiduría de este mundo? (1 Co. 1 18-22)


Para Pablo de Tarso, la sabiduría de este mundo es el poder, que son la fuerza que lleva a un dominio, a la opresión y por ello son los que tienen el control sobre los demás. La sabiduría del mundo como la destrucción de éste mismo, como el “imperio de la ley”, como el desvanecimiento de la subjetividad. Y frente a la sabiduría del mundo se presenta la sabiduría de Dios que tiene la forma de lo débil, como el pobre, como lo misterioso, como lo feo, como la nada. La sabiduría de Dios como la fuente de un futuro de liberación. Pablo dice que Dios ha elegido lo débil como lo que puede hacer frente a la institucionalización, para afirmar lo que no es frente a lo que es. (1 Co. 1 27-28), Dios ha escogido lo despreciable, lo débil para confundir a los fuertes y a los sabios de este mundo. La sabiduría del mundo es la sabiduría de los que mandan mandando, y la sabiduría de Dios será la de los que manden obedeciendo al pueblo, a lo débil, a lo plebeyo. “Que ninguno se engañe: si alguno de entre vosotros cree ser sabio de este mundo, que se vuelva loco para ser sabio. La sabiduría de este mundo, comparada con la de Dios, es locura.” (1 Co. 3 18-19)

La sabiduría de Dios es ruido y locura para los que se creen sabios y doctos de este mundo. La sabiduría de Dios es lo que no es, o es la Nada, pero de la nada surge lo nuevo, es lo que cambia el mundo. La sabiduría de Dios como la posibilidad de lo comunitario, más allá del suicidio colectivo. Si nos situamos en el contexto de Pablo, se observa que está haciendo una crítica la ortodoxia cristiana, al imperio cristiano naciente. Pablo denuncia la maldición de la ley, esta maldición consiste en acabar con la vida aplicando la ley. La ley antes que la vida, y Pablo niega la ley, principalmente la romana, y lucha contra los que “aprisionan la verdad en la injusticia.” (Ro. 1:18). Pablo sabe perfectamente que los jefes, los sabios de este mundo, desconocen la sabiduría de Dios. Pablo ve desde lo que no es para llegar a la verdad, lo que no es, es el Reino de Dios, algo que aún no está aquí pero que está por venir. Sin embargo, Pablo ve que el humano percibe como locura la sabiduría de Dios. Negar la ley que aniquila la vida, es locura.

“Nosotros, los locos por el Mesías; vosotros, cuerdos en Cristo; débiles nosotros; fuertes vosotros; honorables vosotros, despreciables nosotros.”(1 Co. 4 10-11).[4] Pablo se refiere a los locos que buscan enfrentar a los opresores, a ellos que imponen la cordura como el respeto a la ley sobre la vida. Nosotros los débiles, los que no tienen el poder represor, que sólo tienen la voluntad de vida, ellos los fuertes que imponen de manera violenta sus reglas, sus leyes, su sabiduría. Los jefes que reciben los honores, los reconocimientos, las medallas; nosotros, los feos, sucios y pobres, por ello los despreciados y negados. Sin embargo, de la debilidad nace la fuerza[5], de lo que no es (la nada), surge lo que es. Esa es la razón por la que Dios ha elegido lo débil, lo despreciable, la nada. Pablo es un loco que enfrenta la ley romana y cuestiona la imperialización del cristianismo.

PABLO DE TARSO COMO ENEMIGO DE NIETZSCHE

Regresando a lo planteado al inicio, donde Benjamin ve al capitalismo como la trasformación del cristianismo en cristianismo ortodoxo, ese mismo cristianismo que cuestionaba Pablo. Podemos decir que Pablo es el primer crítico del capitalismo, que la misma transformación a un cristianismo ortodoxo, surgía la crítica a éste.  Así, Benjamin nos dice que: “El tipo de pensamiento religioso capitalista se encuentra extraordinariamente expresado en la filosofía de Nietzsche. La idea del superhombre desplaza el “salto” apocalíptico, no sobre la conversión, la expiación y la contrición, sino sobre una intensificación aparentemente continua, pero en el último momento, a saltos, intermitente, discontinua.”(Benjamin, 2008). ¿Por qué dice eso Benjamin acerca de Nietzsche? Porque Nietzsche estaba en contra del pensamiento de Pablo y eso lo demuestra claramente en dos libros, en El Anticristo (Hinkelammert dice que más que un anti-Cristo es un anti-Pablo) y en la Genealogía de la moral.
Para Nietzsche:

“Para mí aparece, desde luego, claro que esta teoría busca y cree percibir el verdadero hogar de origen del concepto “bueno” en un sitio que no está: el juicio “bueno” no emana; en modo alguno, de aquellos a quienes se ha prodigado la bondad. Más bien son los “buenos”, es decir, los hombres de distinción, los poderosos, los que son superiores por su situación y su elevación del alma, los que se han considerado así mismo como “buenos”, los que han juzgado sus acciones “buenas”, es decir, de primer orden estableciendo esta tasación por oposición a todo lo que era bajo, mezquino, vulgar y plebeyo […]. (Nietzsche, 1984, 202-203).  

Nietzsche, tiene un planteamiento contrario al de Pablo de Tarso, él ve como lo bueno, como lo poderoso a los que se sienten sabios de este mundo. Los plebeyos, no tienen valor alguno, hay que acabar con ellos, son mezquinos y débiles y lo débil es inferioridad. Lo bueno no emana como para Pablo y después para Marx[6]. Para Nietzsche no puede surgir una trasformación de la nada, de lo débil, la fuerza siempre ha estado y estará en los poderosos. Los hombres de distinción, los que reciben los honores, son los portadores de la bondad. Nietzsche identifica la nobleza con lo bueno, poderoso, lo bello, “[…] la idea de “distinción” de “nobleza” en el sentido de rango social, es la idea madre de donde nace y se desarrolla necesariamente la idea de “bueno”, en el sentido de “distinguido en cuanto al alma”, y la de noble en el sentido de “lo que tiene un alma de esencia superior”, “privilegiado en cuanto al alma”.” (Ibídem. 204).

En ese sentido, Nietzsche piensa que Pablo es quien establece la idea de lo bueno como lo débil, como lo elegido por Dios, por ello se vuelca contra él. Para Nietzsche Dios ha muerto, en él no existe la esperanza, no hay posibilidad de otro mundo. Hay que matar a Dios, acabar con los débiles, los despreciados, “Los débiles y los fracasados deben de perecer; esta es la primera proposición de nuestro amor a los hombres. Y hay que ayudarlos a perecer.” (Nietzsche, 2). Es la manifestación de la voluntad de poder, hay que exterminar a los pobres, a los plebeyos, de la nada no puede surgir la transvaloración de valores. En cambio para Pablo y después para Marx, de la nada nace lo nuevo, (como vimos arriba, la nada para Marx es la fuente originaria de valor, la pobreza o el trabajo subjetivado) de la debilidad surge la fuerza por tanto la transformación.

Para Pablo como para Juan, Dios existe y está vivo en cada sujeto, todos somos Dios, porque todos somos iguales, no un rebaño como lo piensa Nietzsche, sino en el sentido de que tenemos el mismo origen y el mismo fin, en cuanto a que somos parte de un todo y por la misma razón hay que amar al prójimo para establecer la relación de yo soy si tú eres. Sin embargo, para Nietzsche no existe Dios y menos la nada, es más hay que acabar con ellos, exterminar a los plebeyos. Para él ha sido “La nada divinizada en Dios, la voluntad de la nada santificada.” (Ibídem. p. 41).  Pablo parte de lo que no es (la nada) para llegar a lo que es (la vida y la reproducción de ésta); Nietzsche, en cambio, ve a la nada como algo negativo, la nada es como vivir sin sentido, la nada como la posibilidad de nada y además dice: “Si se coloca el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino en el más allá –en la nada-, se ha arrebatado el centro de gravedad a la vida en general.” (Ibídem. p. 97) La nada no tiene posibilidad de reproducir la vida, es más, la nada arrebata la posibilidad de vida. Hay que quitar del centro a la nada, por medio de la voluntad de poder, para reproducir la vida del superhombre.

A nuestro parecer, esas son las razones por las cuales Walter Benjamin ve en Nietzsche, la reproducción del capitalismo como religión. Y quizá Nietzsche tenga razón, Dios ha muerto, es decir, la esperanza de un más allá, ya no existe, y quien ha exterminado esta posibilidad es el superhombre. La muerte de Dios es inevitable y el fracaso de la humanidad es su destino. O tal vez Dios no ha muerto, pero hay que mantenerlo escondido y seguir acabando con él. Así, vemos cómo en Pablo se puede observar la crítica al capitalismo y en Nietzsche se  reafirma éste.


Dios es el pueblo que Nietzsche quiere aniquilar, y dice que hay que acabar con los pobres y los débiles. Por el contrario, Pablo parte de la nada, de los despreciados para transformar y negar la ley que aniquila la vida. Dios no ha muerto y está más vivo que nunca, Dios como la nada (pobreza extrema), que lucha por su vida. Es la esperanza de poder transformar el fetichismo, la adoración de los dioses falsos y buscar otro mundo distinto.

Bibliografía

Benjamin, Walter. 2008. El capitalismo como religión.
Hinkelammert, Franz. 2010. La maldición que pesa sobre la ley. Las raíces del pensamiento crítico en Pablo de Tarso. Arlekin. San José, Costa Rica.

Marx, Karl. 1984. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (grundrisse) 1857-1858. Siglo XXI. México, D. F.

Nietzsche, Friedrich. El Anticrististo. La maldición sobre el cristianismo. Gandhi. Estado de México, México.

________________. 2009. Genealogía de la moral. Porrúa. México, D. F.  

Magaña, Agustín. 1991. Sagrada biblia. Ediciones Paulinas. México, D. F.



[1] En el mito narrado por Eurípides, nos dice que Ifigenia es salvada por la diosa sin que los griegos lo percibieran y se la lleva a la isla de Tauris. Ahí Ifigenia aparece como sacerdotisa, pero furiosa y en busca de venganza por su sacrificio, se convierte en un ángel de la muerte y sacrificará a cualquier griego que vea en la isla.
[2] Sócrates aceptó la cicuta con el fin de demostrar que la ley era justa, al contrario de Jesús que negaba la ley y murió para demostrar que la vida es primero que la ley.
[3] En el Padre Nuestro, hay una mala traducción, en lugar de decir, “perdónanos nuestras ofensas”, debería de decir, “perdona nuestras deudas”.
[4] Cf. Hinkelammert, Franz. 2010. p. 46 ss.

[6] En la cita que haremos de Marx, se nota como la fuente viva de valor, parte del trabajo vivo no objetivado, o la miseria absoluta. Es decir, tanto para Pablo como para Marx, de la nada (la pobreza absoluta), pude emanar una transformación, en cambio para Nietzsche, de la nada no puede surgir algo: La disociación entre la propiedad y el trabajo se presenta como ley necesaria de este intercambio entre el capital y el trabajo. El trabajo, puesto como no-capital en cuanto tal, es: 1) Trabajo no-objetivado, concebido negativamente (aun en el caso de ser objetivo; lo no-objetivo en forma objetiva). En cuanto tal, es no-materia prima, no-instrumento de trabajo, no-producto en bruto: el trabajo disociado de todos los medios de trabajo y objetos de trabajo, de toda su objetividad; el trabajo vivo, existente como abstracción de estos aspectos de su realidad efectiva (igualmente no-valor); este despojamiento total, esta desnudez de toda objetividad, esta existencia puramente subjetiva del trabajo. El trabajo como miseria (pobreza) absoluta: la miseria no como carencia, sino como exclusión plena de la riqueza objetiva. O también –en cuanto es el no-valor existente, y por ello un valor de uso puramente objetivo, que existe sin mediación, esta objetividad puede ser solamente una objetividad no separada de la persona: solamente una objetividad que coincide con su mediata existencia corpórea. Como la objetividad es puramente inmediata, es, asimismo, no-objetividad inmediata. En otras palabras: una objetividad que de ningún modo está al margen de la existencia inmediata del individuo mismo. 2) Trabajo no objetivado, no valor, concebido positivamente, o negatividad que se relaciona consigo misma; es la existencia no-objetivada, es decir inobjetiva, o sea subjetiva, del trabajo mismo. El trabajo no como objeto, sino como actividad; no como auto valor, sino como la fuente viva del valor... No es en absoluto una contradicción afirmar, pues, que el trabajo por un lado es la miseria absoluta como objeto, y por otro es la posibilidad universal de la riqueza como sujeto y como actividad; o más bien, que ambos lados de esta tesis absolutamente contradictoria se condicionan recíprocamente y derivan de la naturaleza del trabajo, ya que éste, como antítesis, como existencia contradictoria del capital, está presupuesto por el capital y, por otra parte, presupone a su vez al capital. (Marx, 1984, 235-236).
Hinkelammert hace muchas relaciones más entre Pablo de Tarso y Karl Marx, sobre todo en cuestiones de teología.
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La sombra de Prometeo

1 comentario:

  1. ¡Qué complicado! y no lo digo desde el punto de vista de la religión... sino, de Nietzche. Haría falta intentar asimilar sus ideas (por chocantes que les puedan parecer a muchos) para entender lo que realmente quería para el mundo. Muchos tachan a Nietzsche de nihilista, otros de inspirador del nazismo, otros de cobarde... pero es precisamente lo opuesto.
    Hace falta mucho valor para tomar esa forma de pensar y ponerla en práctica, hace falta estar muy preocupado por el rumbo que estaba tomando la humanidad para poner tanta atención a ello y haría falta entender su concepto de "espíritu libre" o "superhombre" para entender que nunca se refirió a una clase social, ni a una raza en particular (de hecho se avergonzaba del rumbo que llevaba la sociedad alemana de su tiempo)... todo era dirigido al conocimiento, dirigido a engrandecer al ser, elevar el pensamiento y elevar el alma... así, no serían necesarias las reglas o normas sociales, ni la moral (dictada por la sociedad también) y tampoco las leyes, en un mundo donde sólo hubiera superhombres, todos sabríamos que al agraviar a alguien, realmente el daño se lo hace uno mismo, porque te alejas de ese nivel de elevación del pensamiento y del alma.
    El punto de Nietzsche siempre fue que no todos los seres humanos tienen la capacidad de lograr esa superioridad de pensamiento y del alma, y es a ellos a quienes llama rebaño, quienes solo sirven para obedecer, pero al existir en mucho mayor proporción que los que tienen el potencial para lograr ser superhombres entonces se atemorizan o se enojan y los detienen (cuando un clavo sobresale, córtale la cabeza dice el refrán).
    Pero utópicamente, si todos buscan ser mejores (en todo sentido: modales, valores, formas de pensar, tener mucho mas conocimiento, la toma de decisiones con objetividad, el dominio de la razón sobre las emociones, etc, etc.) entonces el planeta sería un mejor lugar para vivir. Ese es el mensaje real de Nietzche y no el discurso religioso donde prácticamente es prácticamente Satanás.

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