La potra tracia de Anacreonte


La potra tracia de Anacreonte
Horacio Hernández

Uno de los géneros poéticos más breves y más ricos artísticamente es la lírica griega arcaica. En los simposia griegos, estos poemas eran acompañados, generalmente, por música de lira; los temas eran diversos aunque en su mayoría se refieren a las cuestiones amorosas y dionisiacas. Uno de los grandes poetas de este género fue Anacreonte de Teos. Repasemos un poco el entorno en el que se desarrolló la vida de este autor y analicemos su poema 59.[1] Su nacimiento se sitúa en la ciudad de Teos, una de las ciudades jonias protegidas por el filoheleno rey lidio Creso, que sucumbió en el año 546 a.n.e. ante Ciro, quien convirtió a la región lidia en una satrapía persa y estableció su capital en Sardes. Anacreonte vivió en un ambiente de revueltas al llegar los persas a la ciudad de Teos; poco después, éste debió trasladarse a otras ciudades hasta llegar a Atenas. Algunas fuentes nos refieren su estancia en esta ciudad, por ejemplo Platón, en su Cármides,[2] asegura que su antepasado Critias le brindó refugio al poeta en su casa; Critias mismo refiere que fue “condimento del banquete, fascinación de las mujeres, antagonista de la flauta”;[3] en los vasos de figuras rojas se le representa con la lira ejecutando música para jóvenes que danzan,[4] y Pausanias afirma que vio su estatua en la Acrópolis.[5] Del final de su vida muy poco se conoce, pero su muerte se calcula hacia los 85 años de edad. En la Antología Palatina[6] sólo tenemos algunos epitafios que señalan su sepultura en Teos.  En una época posterior, sus poemas fueron copiados e imitados, y hacia el siglo II a.n.e., se hizo un compendio de poemas llamado Anacreónticas, obras que incluso llegaron a ensombrecer la obra original del poeta arcaico.

La característica fundamental de la poesía erótica de Anacreonte es el despliegue de figuras llenas de erotismo que aborda el tema del amor efébico con un tono hedonista y refinado; canta a los placeres del amor, tanto de hombres como de mujeres, y al vino; también manifiesta su desprecio por la guerra y la vejez. Anacreonte dibuja en sus versos breves el amor sensual y fugaz con lo que hace referencia a los juegos amorosos que el poeta sostenía con algunos jóvenes de los que se enamoraba, en especial, destaca la figura de Cleóbulo. Al leer su obra, resulta evidente que estaba obsesionado por el amor de los niños, como cuando le preguntaron por qué les cantaba a ellos y no a los dioses,  el poeta respondió: “porque ellos son nuestros dioses”. Un poema de la Antología Palatina lo expresa así: “unió el dulce amor a los niños con los cantos llenos de gracia y deseo”. Se dice que al morir, lo único que le inquietó no fue descender al Hades, sino abandonar al hermoso Megistes. Describe cómo se siente cautivado por ojos dulces, como los de un ciervo joven y lactante; y lamenta nostálgicamente durante su ancianidad que los niños no quieran jugar con él. Sus poemas estremecen por la pasión y el deseo amoroso expresado en forma tan abierta y espontánea, que incluso manifiestan cierto dejo de dolor. Veamos ahora un claro ejemplo de la obra anacreóntica:

¿Por qué, potra tracia,
me miras de reojo
y huyes con desprecio de mí?,
¿Por qué crees
que soy un tipo inexperto?

Sábete que bien podría
ponerte el freno,
y llevando las riendas
(podría) guiarte hasta el fin de la carrera.

Ahora paces en los prados,
te diviertes y brincas con ligereza,
pues no tienes a un jinete hábil
que pueda montarte.












En estos versos, el autor refiere lo que siente cada vez que se encuentra con una mujer tracia que le despierta pasiones y ella lo desprecia por considerarlo poco hábil en las lides del amor; sin embargo, el poeta, sabedor de su experiencia, imagina que en cualquier momento podría tomarla y dominarla hasta hacerla llegar al éxtasis, mientras observa cómo la joven, ligera de cascos, se divierte con mozalbetes inexpertos, pues no tiene a un jinete experimentado que la frene, y que anhela ser él mismo. En cuanto al estilo literario, la característica principal es el empleo del dialecto jónico, por ejemplo, utiliza las siguientes formas épicas: toi¿ por soi, y bo/skeai por bo/skei; en lo que se refiere al lenguaje, observamos que tal parece que está imitando las palabras de una persona del campo, quizá un boyero, cuando dice: “no tienes a un jinete hábil que pueda montarte”; en cuanto al metro, el autor utiliza la medida clásica para la lírica, el yambo, que consiste en una sílaba larga y una breve, lo que le brinda al poema cadencia y soltura al leerlo en griego. La traducción que proponemos ha dejado de lado la elegancia poética que trastoca el fondo real de las ideas para darle precisión a las palabras, ya que este poema de Anacreonte contiene imágenes eróticas explícitas.


Los poetas elegíacos griegos fueron censurados por expresar directamente el sentimiento y el deseo carnal. Este rechazo fue heredado de la conservadora tradición platónica y, más tarde, acrecentado por el cristianismo, al cual le debemos el naufragio de los antiguos autores griegos que expresaban sentimientos demasiado paganos. Quisiera concluir estas líneas exhortando a la sensibilidad artística de los jóvenes a que haga lo necesario para resucitar al canto lírico griego, que es un canto dedicado al placer y al amor. En el mundo de hoy ya no es válido frenar todas las manifestaciones de la vida y, menos aún, la más importante, aquella que se refiere al deseo carnal. Como lo hacían los antiguos griegos, reconozcamos cómo nuestros cuerpos se unen a la naturaleza a través de la danza de la vida y el placer, y tengamos el arrojo de expresarlo con la destreza y la elegancia de estos autores antiguos ¡Derribemos los mitos que nos separan de la vida real!

Horacio Hernández es profesor de Griego Antiguo, UNAM



[1] Ferraté. J., (2000), Líricos griegos arcaicos, Barcelona, Cataluña, España: El acantilado.
[2] Platón, Cármides,
[3] Diehl,
[4] Beazley,J., (1963), Attic Red-figure Vase-painters, Oxford, England: Oxford University Press
[5] Pausanias, (1994), Descripción de Grecia, Obra Completa, Madrid, España:Gredos
[6] La Antología Palatina es una obra que contiene la más importante colección de epigramas griegos. Se llama así por conservarse su manuscrito en la Biblioteca palatina de Heidelberg. Esta obra reúne la colección más importante de epigramas, poemas e inscripciones. Se han dividido los temas en: funerarios, dedicatorios, convivales y eróticos, y estos a su vez en heterosexuales y homosexuales. 


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