Antes de la
vida y de la muerte
la esperanza se torcía
como un espejismo infecundo,
la urdimbre, la complejidad de las cosas
dormitaban promiscuas bajo el agua.
La embriaguez de la carcajada
era una presunción ilógica como el tiempo,
las espirales estaban inactivas, petrificadas,
amontonadas en el vaivén de las tinieblas.
Adentro, en el vientre de la tierra
una interrogante
se había congelado.
El aleteo de la brisa
era raquítico y sencillo;
entonces no había primavera ni verano,
solamente la lluvia tropezaba
con el suelo y con las rocas,
y se dejaba rodar
sobre el cuerpo desnudo del planeta;
pero había ubicación, interacción de la materia,
síntesis exacta de los números
y una tenue sonrisa anquilosada en el mutismo.
como un espejismo infecundo,
la urdimbre, la complejidad de las cosas
dormitaban promiscuas bajo el agua.
La embriaguez de la carcajada
era una presunción ilógica como el tiempo,
las espirales estaban inactivas, petrificadas,
amontonadas en el vaivén de las tinieblas.
Adentro, en el vientre de la tierra
una interrogante
se había congelado.
El aleteo de la brisa
era raquítico y sencillo;
entonces no había primavera ni verano,
solamente la lluvia tropezaba
con el suelo y con las rocas,
y se dejaba rodar
sobre el cuerpo desnudo del planeta;
pero había ubicación, interacción de la materia,
síntesis exacta de los números
y una tenue sonrisa anquilosada en el mutismo.
Autor: Magno Rodríguez Grullon.
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