Por Francisco Güemes Priego
PORTERO,
PIANISTA, ESCRITOR Y FANTASMA:
LA
LEYENDA DE FRANCISCO TARIO
Después de casi cuarenta años
de haber fallecido, Francisco Peláez Vega, mejor conocido como “Francisco
Tario”, comienza a tener el reconocimiento literario que jamás tuvo en vida.
Escritor de extrañas fantasías, llenas de
surrealismo e imágenes tan poéticas como inverosímiles no perteneció a ninguno
de los círculos literarios de su tiempo y a pesar de que sus libros nunca
llegaron a ser ampliamente conocidos, recibió comentarios muy elogiosos de
figuras literarias de las dimensiones de José Luis Martínez, Alí Chumacero y
Octavio Paz.
Tario, nacido en México D.F. el 2 de
diciembre de 1911, no obstante, no sólo fue escritor, en su juventud fue
portero del ya desaparecido Club Asturias, equipo representante, junto con el
Club España, de la colonia ibérica en nuestro país. Más tarde, después de una
lesión que lo orilló al retiro, se dedicó, al igual que su símil uruguayo
Felisberto Hernández, a tocar el piano, también fue dueño de dos cines en
Acapulco (lugar que le apasionaba profundamente) y gustaba pasar largas
temporadas en el pueblo de Llanes, España, sitio del que era originaria su
familia.
Su primer libro fue la colección de cuentos
denominada “La Noche”, publicado en 1943, la cual incluía una serie de
extravagantes relatos cuyos protagonistas eran lo mismo ataúdes deseosos de
recibir en su interior una hermosa mujer para abrazarla por toda la eternidad
(“La Noche del Féretro”), que rencorosas aves de corral (“La Noche de la
Gallina”) y lunáticos que, encerrados en bibliotecas borgianas, anhelaban
escribir libros que hicieran temblar de miedo y asco a la humanidad (“La Noche
de los Cincuenta Libros”).
Su segunda publicación, fue una novela
llamada Aquí Abajo, una historia de
atmósfera opresiva en la que se cuentan los infructuosos intentos de un
matrimonio por salir de la mediocridad. Tres años después, en 1946, Tario
publicó un libro de aforismos llamado “Equinoccio”, en el cual, pese a
evidenciar un sentido pesimista de la vida, incluye, buscando aligerar la
negritud de sus reflexiones, un toque de humor. Elemento muy presente, por
cierto, en toda la obra del ex guardameta.
Su segunda colección de cuentos, “Tapioca
Inn”, apareció en 1952, y pese a que mantiene la fantasía desbordante de “La
Noche”, es menos brillante y además, mucho más compleja de entender.
Tario, no volvió a publicar sino hasta 1968,
un año después de la muerte de su querida esposa Carmen Farell, a la cual
dedicó su tercera recopilación de cuentos, llamada “Una Violeta de Más”. Este
es el libro más conocido y, probablemente, el más logrado del autor.
A esta antología pertenece su relato más
célebre: “Entre tus Dedos Helados”, el cual nos sumerge en una atmósfera en la
cual la realidad, el sueño y la culpa se entremezclan de una manera magistral,
dando lugar a una pieza fantástica de primer orden. También son notables textos
como “El Mico”, donde la aparición de una extraña criatura procedente del grifo
abierto de la cocina obliga al protagonista, un solterón empedernido, a
cuestionarse sobre su identidad personal y sexual, así como “Fuera de Programa”
donde se narra el amor imposible entre la bella Cynthia, rica heredera del
poderoso Lord Callendar, y Dreamer,
un imponente caballo negro al que la chica trata como si fuera un ser humano.
Durante sus últimos años, Francisco Tario
vivió en España y, aunque siguió escribiendo, no volvió a publicar nada en
vida. Murió el 30 de diciembre de 1977, a los 66 años de edad. Gracias a sus
hijos, otros textos suyos verían luz más tarde: tres obras teatrales: El caballo asesinado, Terraza con jardín infernal y Una soga para Winnie
(1988)
y una segunda novela, Jardín Secreto (1993).
Francisco Tario, enigmático escritor cuyos
relatos nos sumergen en un mundo extraño, lleno de belleza, fantasía y horror,
¿qué esperas para leerlo?
Francisco Güemes Priego
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