ZIZEK Y LOS INODOROS
José Manuel Silvero
El 25 de noviembre de 2003, en la
Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires, el reconocido pensador
esloveno Slavoj Zizek leyó una conferencia titulada “La Estructura de la
Dominación Actual y los Límites de la Democracia”. En un momento de su
alocución, se refirió a uno de sus libros, How
to reader Lacan, para indicar inmediatamente la ligazón existente entre el
retrete y la ideología.
El filósofo dijo que le impactaron
mucho las diferencias de estructura de los baños en Alemania, en Francia y en
EE.UU. Como probablemente sepan ustedes, dijo Zizek al auditorio, en Francia el
agujero por el cual desaparecen los excrementos está allí detrás como para que
desaparezca lo más rápidamente de la visión. En los antiguos baños alemanes se
constata un viejo ritual alemán. El agujero del inodoro está adelante como para
que uno no solamente pueda oler los excrementos sino que, de paso, pueda hacerse
un control de salud y demás. Los inodoros norteamericanos están llenos de agua,
como para que los excrementos floten por ahí.
Entonces el pensador se pregunta qué
razones existen para que esto sea así. Y manifiesta que ha leído algunos libros
sobre la comprensión de los inodoros, pero que increíblemente no encontró una
justificación para explicar esas diferencias. Zizek afirma que todos tratan de
argumentar de manera instrumental, cuál es más práctico y demás, pero mi
lectura aquí es de corte mucho más ideológico, sentencia.
El pensador afirma que desde fines
del siglo XVIII se presenta esta idea de la trinidad espiritual europea. Se da
el tema de la economía inglesa, la política francesa y la metafísica y poesía
alemanas. Pero acaso, ¿no encontramos justamente eso en la estructura de los
inodoros? El enfoque francés es revolucionario (el agujero allá atrás debería
desaparecer y ser liquidado lo más rápido posible). El estilo anglosajón es
práctico, económico: agua y demás. El estilo alemán, con lo que refleja, tiene
una actitud poética. Si bien esta lectura ha sido un poco rápida tengan esto en
cuenta cuando desarrollen una clase magistral y alguien les hable del fin de
las ideologías, piensen que apenas termina la clase y esa persona va al baño,
ingresa en la ideología, sentencia el filósofo.
En How to reader Lacan, Zizek cita la obra de Claude Lévi-Strauss y
recuerda que las tres maneras principales de preparar los alimentos (crudos,
horneados, hervidos) funcionan como un triángulo semiótico: los usamos para
simbolizar la oposición básica entre (“crudo”) naturaleza y (“horneado”)
cultura, al igual que el término medio entre los dos contrarios (en el proceso
de hervir).
Entonces, como suplemento a
Lévi-Strauss, es tentador proponer –dice Zizek– que la caca también puede
servir como “comida para el pensamiento”: los tres tipos básicos de diseños de
inodoros occidentales constituyen una especie de contrapunto excremental al
triángulo culinario de Lévi-Strauss.
En el inodoro tradicional alemán, el
hueco por el que desaparece la caca al bajar la cisterna se halla delante, de
modo que esta se encuentra en un primer momento ante nosotros para ser olida e
inspeccionada en busca de alguna enfermedad; en el típico inodoro francés, por
el contrario, el hueco se localiza en la parte posterior para que la caca
desaparezca lo antes posible; por último, el inodoro americano nos presenta una
especie de combinación, un punto medio entre esos polos opuestos: la taza del
inodoro está llena de agua, con lo cual la caca flota, visible, pero no para
ser inspeccionada.
No es extraño que, en la famosa
discusión sobre los distintos inodoros europeos al principio de su semiolvidado
Miedo a volar, Erica Jong afirme irónicamente que “los inodoros alemanes son la
verdadera clave de los horrores del Tercer Reich. Quienes son capaces de
construir inodoros como éstos son capaces de cualquier cosa, dice Zizek.
Al final, el pensador considera que
un objeto tan simple como un inodoro no puede ser explicado en términos tan
escuetos y básicos, pues el mismo envuelve toda una serie de creencias
fundamentales subyacentes y esenciales.
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